¿Fascismo en Venezuela?
Se ha convertido en una muy mala
costumbre llamar “fascista” a aquellos hechos violentos que ocurren en nuestro
país. La oposición salió a marchar ayer y agredieron a alguien: ¡son fascistas!
Motorizados oficialistas fueron a agredir a huelguistas en La Castellana: ¡son
unos fascistas! Pero, ¿en realidad sabemos a qué nos referimos cuando llamamos
a alguien fascista?
Tomando el ensayo del Profesor de la
Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la Universidad Central de
Venezuela, Edgardo Riciutti, “es preciso ubicar al fascismo como un movimiento político de masas, surgiendo
en Italia a principios del siglo XX, galvanizado alrededor del culto al líder,
alimentado por el mito de ciclos
históricos de grandeza heróica y jerarquizado
de forma piramidal y elitista, en torno a una estructura de partido único”.
Para que entiendan un poco el
contexto histórico y dejar la menor cantidad de huecos posibles, en el siglo
XIX comienza el proceso emancipador que reunificó y liberó a la nación italiana
de siglos de opresión extranjera, y generó una unidad político-nacional y
territorial de la península, en torno al Estado monárquico de los Savoia. Este
proceso de emancipación se llamó il Risorgimento (el resurgimiento). Se crean
tres planes para unificar la península itálica, y termina triunfando las ideas
del Giuseppe Mazzini y su llama “Giovane Italia”, basada en el redescubrimiento
de los valores sociales y los deberes junto a los derechos; y el mecanismo que
utilizaría para unificar al país sería una insurrección popular basada
fundamentalmente en la acción del campesinado del centro-sur de la península. El
problema de esos procesos era que efectivamente, unían territorial y
políticamente a la nación italiana, pero no había ningún tipo de afinidad o
sentimiento de unidad entre las regiones de la península, ni con las figuras
legisladoras ni ejecutivas. La fragmentación regional, la pobreza y la
debilidad del naciente Estado unitario (incapaz de monopolizar la violencia
para instaurar el orden interno) conformaron los componentes más idóneos para
la difusión de procesos centralizadores y totalizadores como el fascista.
Ahora bien, el fascismo se nutre de
teorías inspiradas en el Estado ético de Hegel y su concepción colectivista, en
oposición a la ilustración y a la preeminencia del individuo sobre el Estado,
típica de la visión liberal. La autodeterminación del individuo como tal
desaparece, su devenir carece de independencia, se suprime su personalidad,
pierde su libertad, porque todo esto deriva al Estado. Al no existir una
libertad en sentido abstracto, emerge una propensión real hacia una nueva
concepción organicista del Estado; la devoción, el ímpetu y el obrar del
individuo, en comunión con sus similares, deben responder a un imperativo
ético: la grandeza de la nación encarnada en el Estado. El sacrificio al que
alude Hegel es total y absoluto, es decir, incluye la muerte por el Estado.
Pensamiento que complementa Spaventa, con bases conservadoras y reaccionarias,
fundadas en la divinidad del Estado.
El fascismo se encargará de regir
todas las manifestaciones pensantes dentro de su sociedad, es decir, no mediará
ni cumplirá su papel de árbitro (el Estado), sino que condensará los intereses
particulares en generales, en universales, en éticos, es decir: la diferencia
entre lo público y lo privado se desvanece.
10 rasgos característicos del fascismo
1. Exaltación de la grandeza histórica.
Benito Mussolini, en sus discursos hacia su pueblo, recurría a la Roma
imperial, a la Roma grande, afirmando que una vez fueron grandes, y debían y
podían volver a serlo. La exaltación de la grandeza histórica fue un elemento
clave para la unificación sentimental de la península.
2. Divinidad del Estado. Como expusimos
antes, el fascismo se alimenta de ideales de Hegel y Spaventa. Se pierde la
noción del individuo y su libertad, y éste, si ha de ser necesario, debía dar
la vida por el Estado.
3. Estado corporativo fascista. Se
utiliza el corporativismo de la Edad Media, es decir se agrupan a las personas
según su gremio, para un mejor control económico, político y social de las
mismas.
4. Reconocimiento de los sindicatos
fascistas, como los únicos representantes de los trabajadores del Estado.
5. Se abolió las elecciones para entes
municipales: serían por nombramiento del gobierno.
6. Fue prohibida la prensa antifascista
y todos aquellos elementos en contra del Estado fascista.
7. Disolución de partidos políticos (a excepción
del fascista).
8. Se crea la Organización para la
Vigilancia y Represión Antifascista.
9. No existe diferencia entre lo
público y lo privado. Es un Estado totalitario.
10. Se propone la transformación del sistema
educativo. Se busca transformar la educación para la realización de una
renovación religiosa y cultural que enfrente a las vertientes filosóficas de la
ilustración y del positivismo.
La pregunta es, ¿hay fascismo en
Venezuela? Creo que después de lo expuesto, cada quien puede sacar sus propias conclusiones.
A mi parecer, no existe fascismo en mi país. Ante todo porque, el fascismo fue
un movimiento político que fue característico de la época totalitaria europea,
y un capítulo específico de la historia de Italia, irrepetible en ese país, en
Europa o cualquier parte del mundo. Cada movimiento es único. En segundo lugar,
el fascismo es un movimiento de derecha y en Venezuela no hay ningún partido o
sector de derecha. Por último, a pesar de que no creo que haya fascismo en
Venezuela, y me parece absurdo y ridículo este término que tristemente ha
salido de la boca de muchos venezolanos, soy fiel creyente que sí existen rasgos
totalitarios en Venezuela, y no sólo es preocupante, sino que hay ejemplos a
nivel mundial de cómo ha afectado a las sociedades víctimas de un régimen
totalitario, y cómo terminan los líderes totalitarios.
Debo acotar, que decir que creer en
la existencia de rasgos totalitarios en Venezuela, no es afirmar que vivimos en
un totalitarismo, porque bien es cierto que cada día hay menos diferencia entre
lo privado y lo público, han cerrado medios de comunicación (o la peor excusa:
no se “renovó la concesión”) por estar en contra del régimen, amedrentan con
armas de fuego a los que no están con el gobierno, dejaron sin empleo a miles
de familias por una lista de personas que no estaban con el régimen, atentan
contra las protestas pacíficas… No, aquí no hay ni fascismo, ni totalitarismo,
ni democracia, ni socialismo. Pero extrañamente, hay un poco de cada una de
estas formas.
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